Mi nombre es Karina Acevedo Whitehouse
- Feldenkrais Querétaro
- 20 may 2019
- 3 Min. de lectura
Soy Profesora Investigadora de la Universidad Autónoma de Querétaro, y quiero dejar mi testimonio para que ayude a gente que esté experimentando una situación semejante a la que yo viví.
Comencé hace nueve años con episodios de lumbalgia, muy probablemente consecuencia de varios años de gimnasia olímpica en mi infancia, cargar cosas pesadas y un par de caídas fuertes. Aunque siempre era pasajero el dolor, limitaba mucho mi actividad física cuando ocurían esos episodios. A pesar de ver a fisioterapéutas, quiroprácticos y acupunturistas, no parecía erradicarse el problema del todo. Hace dos años, a la vuelta de un viaje largo en avión, comencé a presentar un cuadro de ciática muy severo en la pierna derecha. Nada quitaba el dolor, que fue cada vez mayor, hasta impedirme estar sentada por más de media hora ni dormir más de un par de horas seguidas.

Fui diagnosticada con dos hernias de disco (L4-L5 y L5-S1) y seguí disciplinadamente la terapia conservadora propuesta de tres sesiones semanales de fisioterapia durante cuatro meses, desinflamatorios y analgésicos. Si bien solía disminuir el dolor después de cada sesión, el efecto era de corta duración. Tuve que tomar analgésicos, cada vez más fuertes y a mayor dosis, sin mejoría. Un ortopedista me indicó que lo único que me quedaba era realizarme una fusión lumbar - procedimiento quirúrgico súmamente invasivo que involucraba seis tornillos y la fijación permanente de tres de mis vértebras. Esto fue corroborado por otros cuatro médicos especialistas. No me pareció sensato que, a mi edad y teniendo una vida activa, me fusionaran la espalda lumbar con este procedimiento tan invasivo, y seguí buscando otras opciones. Afortunadamente, el sexto especialista consultado, un neurocirujano, propuso realizar una cirugía mínimamente invasiva llamada microdiscoidectomía y neurólisis facetaria, que no involucraba fusión de ningún tipo. Así fue como en agosto de 2018, quince meses después del inicio del dolor ciático, me realizaron esa cirugía, pudiendo reparar una de las dos hernias. Desafortunadamente, el dolor no disminuyó a pesar de la operación, y tuve que continuar tomando diclofenaco, paracetamol y tramadol cada 12 horas, con efectos sobre mi salud. Me sentía desesperada y enojada - el dolor se había vuelto parte de mi vida, y me limitaba mi trabajo y demás actividades.
Finalmente, en noviembre de ese año me recomendaron que asistirera a clases de Yoga restaurativa y, dos meses después, a sesiones de Feldenkrais. Confieso que inicié con cierta reticencia. Llevaba ya tantos intentos que no funcionaban, y no podía imaginarme que esto fuera a ser diferente. Sin embargo, con constancia, poco a poco comencé a ver cambios, hasta que dos meses después de haber iniciado estas sesiones dejé de necesitar tomar analgésicos para dormir. Ahora llevo ya siete meses de asistir de manera constante a Yoga restaurativa y cinco meses de asistir a clases semanales de Feldenkrais, con algunas sesiones privadas de integración funcional. La diferencia es impactante. Para empezar, he podido volver a realizar las actividades físicas demandantes que amo hacer, y ya puedo permanecer sentada por varias horas sin ningún problema. Lo más importante es que el dolor ya no forma parte medular de mi vida y no tengo que tomar analgésicos. No estoy diciendo que no me llegan a ocurrir episodios de dolor ciático en ocasiones, pero cada vez soy más capaz de reconocer cuáles son las posturas inadecuadas que tuve o hechos (como estrés por el trabajo) que me lo desencadenan, y ya no me desespero porque siempre se quita después de un par de sesiones.
Comprendo ahora que no hubiera sido necesaria ninguna intervención quirúrgica (mucho menos la opción propuesta de fusionarme la espalda lumbar), y me parece que es importante que quienes sufren de dolor crónico por alteraciones biomecánicas en el esqueleto, sepan que existe una alternativa que puede eliminar ese dolor y enseñarles movimientos y posturas más funcionales que les permitan recuperar la vida que les gusta. No es magia ni una solución rápida. Requiere disciplina y constancia, pero definitivamente funciona.
Hace años que sufro de las mismas hernias, pero con los ejercicios de Lea Kaufman que utiliza el metodo Feldenkrais ando muy bien. Anteriormente me ayudaba un quiropráctico excelente que falleció así que por suerte encontré los videos de Lea.
Que bueno, lamentablemente la medicina ancestral, la han secuestrado hasta casi borrarla de la faz de la tierra y todo es comercio. Este caso que sirva de ejemplo al público en general, no tan solo en este caso existen soluciones alternativas y menos invacibas Y seguras. Se debe siempre investigar.
Dra. Karina, podrías compartirme en donde tomas la yoga restaurativa? Gracias
En que consiste el Feldenkrais?